Como todas las mañanas la mariquita se miraba en la gota que tenía como espejo y maldecía ese color rojizo con negro, preferiría ser como una prima albina que salió amarilla con negro, más común, como los abejas pero menos ruidoso y vistoso que el rojo.

 Aguantar a la obesa oruga sostenida en cualquier tallo devorando hojas y criticando al insecto.

-hay viene la mariquita. Gritaba la oruga a todo pulmón y falseteando la voz para ridiculizar más a su víctima.

La terapia era aplicada todos los días, en cualquier lugar del jardín y hasta del árbol prohibido solía gritarle la oruga cuando iba de visita donde la serpiente Lucy.

 La oruga no dejaba de comer y su cuerpo ondulaba para poder pasar de un lugar a otro, comentaba entre las laboriosas hormigas lo ridículo que se veía un insecto vestido de rojo con pepas negras como un payaso humano, patética mariquita decía riéndose a carcajadas mientras las ocupadas obreras llevaban hojas para el hormiguero.

Mariquita se encontraba dándose un banquete de pulgones secos, en salsa y una cochinilla al vapor, oruga se ondulaba por allí, cuando desde lo alto le grito.

-Qué asco, comiendo parásitos. Que más se puede esperar de una mariquita. Pero por favor.

Mariquita solo la escuchaba y seguía comiendo pensando para sí, pobre oruga tan criticona y como esta de gorda, ya no se ve sana y bien alimentada, me preocupa que valla a explotar  y yo esté cerca.

-Oiga, mariquita no se haga que no escucha. Valla a desentonar con su color a otro jardín, déjele el rojo a las rosas. Arribista.

En este mismo discurso se pasaron días pero hubo una tarde de calma. Mariquita estaba tranquila y socegada pues no había escuchado la voz de la oruga. Intrigada volo hacia su casa y solo encontró un saco como para dormir cogado de una rama. Mariquita muy precupada se acerco y vio en su interior a oruga que gritaba y se movia en desespero pero su voz no se escuchaba a fuera de la larva. Mariquita acudió donde Lucy y esta le dijo que estaba sufriendo una metamorfosis que esto no solo le pasaba a los humanos sino tambien a las orugas y este cambio era igual de radical.

La mariquita no desamparo a la larva, pues le daba pena los terribles dolores que vivía la oruga, aunque por momentos pensaba que se lo merecia por haber sido tan cruel con ella.

Una mañana una voz muy suave despertó a mariquita y la larva tenia un agujero por donde salía la voz.

-Esto ha terminado. Decía la suave voz. -Por fin soy adulta

La mariquita noto el tono de voz y de la larva salio un ser delgado con lagas antenas y amplias alas de colores con un gran circulo rojo en la mitad, el rojo como el de las rosas.

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